Filosofía de
la Imagen
Visivilizaciones e In-visibilizaciones
Fernando Buen Abad Domínguez
Tarde o
temprano, quien se propone enfrentar el dilema de “objetivar”
“subjetividades” o trasmitir realidades fielmente
(en cualquier medio y soporte) debe estanciarse
en el problema de la “imagen”, y fijar posiciones. Problema
filosófico por antonomasia y, por eso mismo, problema práctico, problema de
acción. Nada más patético que dedicar una vida a trabajar con una materia, como
la “Imagen”, de la cual se ignoran sus espesores, sus raíces y sus
profundidades. Nada más doloroso, por alienado.
Cineastas,
diseñadores gráficos, videoastas, periodistas, poetas, literatos, productores
de televisión… a cual más, todo aquel que quiere trasladar una experiencia o un
conocimiento a otros, tiene ante sí, además, el problema de producir “imágenes”
e “imaginarios”. Y no hay escapatoria, toda esa producción, se lo sepa o no, se
lo acepte o no, está profundamente determinada, además del peso de la lucha de
clases y del peso de la ideología de la clase dominante, por el peso de las
luchas emancipadoras su necesidad, su importancia y sus avances. Es esa una de
sus complejidades dialécticas. Sin atenuantes y sin eufemismos.
Debe
haber un puno límite, un freno, un momento de crítica y auto-crítica que nos
permita detener la andanada “empirista” descomunal dominante, no carente en
muchos casos de creatividad y talentos, pero que nos plaga con producciones
huérfanas de instinto teórico o de bases conceptuales. El producto de un hacer por inercia, de un hacer la sobre la marcha, “a ver qué sale”, a la
intemperie de compromisos concretos con lo que socialmente es necesario,
incluso para lo más individual. Frenar la improvisación consuetudinaria. Detener
las marejadas de productivismo superfluo y convertirlas en fuerza filosófica
conciente de su papel histórico y, Stricto
sensu, político.
El
“empiriocriticismo”[1] como lo
demarcó Lenin, es, además, una injusticia tremenda que deja ciegos a los más diversos productores de
imágenes ante lo más deslumbrante de su riqueza que es re-presentar la realidad
dirimirla, cotejarla, exponerla y entenderla como problema colectivo e
histórico. Todo en “imágenes”. Es doloroso conocer a un fotógrafo, a un
camarógrafo, a un editor de imágenes… incapaz de “ver”, o saber, las honduras conceptuales de su obra por contentarse con la
“forma”, con la “apariencia”, con la “superficie” o con lisonjear al mercado de
las fachadas. Rota la relación entre mirar y reflexionar.
Contamos,
por ejemplo, con una muy rica producción teórica que merece ser estudiada
críticamente, contamos con foros y espacios de investigación y contamos,
principalmente, con la necesidad urgente de entender de qué hablamos cuando
hablamos de producir imágenes y sus sistemas multidisciplinarios de reproducción
y divulgación. Contamos con la necesidad imperiosa de combatir la
irresponsabilidad que, a sabiendas o no, por la vía de la ignorancia nos hace
cómplices de un modo de producción hegemónico, predilecto de todas las formas
de esclavitud de conciencia a la hora de manipular la “realidad” y, con
“imágenes”, hacer visibles sus mentiras e invisibles las verdades sociales.
Aquí insistimos en la necesidad de
estudiar críticamente, de comprender, de abordar la producción de imagen desde
la plena conciencia de los
contenidos. Interrogar a las herramientas de producción y re-producción, a las
necesidades y las realidades… con una base filosófica y metodológica poderosa
que nos habilite para indagar, en las superficies y en las profundidades, ese
proceso humano magnífico, maravilloso, enigmático y complejo, con el que toda
su Historia, desde los muros rupestres hasta las pantallas 3D, desde la
escritura cuneiforme hasta la poesía contemporánea, la humanidad dejó, deja y
dejará testimonio de su paso y sus aportes. De “viva imagen”.
[1]
http://www.elmilitante.org/images/stories/PDF/lenin%20-%20materialismo%20y%20empiriocriticismo.pdf
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